JMJ por los jóvenes de la Inspectoría

El pasado 18 de Julio, un grupo de argentina perteneciente a la Inspectoría de las Hijas de María Auxiliadora, viajó para participar a la Jornada Mundial de la Juventud que se realizó en la ciudad de Cracovia en Polonia. El mismo estaba compuesto por jóvenes pertenecientes a distintos lugares de Argentina y por las hermanas María Inés y Danuta de la Casa de Almagro.

En la misma los jóvenes de distintas partes de nuestro país participaron de la llamada pre jornada, la cual la realizaron en la capital del país, Varsovia. Allí fueron recibidos por un grupo de jóvenes polacos, quienes los acompañaron durante toda semana y los hicieron conocer sus costumbres y raíces.

Una vez finalizada la estadía en Varsovia, y luego de la misa de envío dada por KazimierzNycz en el templo de la Divina Providencia, se dirigieron junto al grupo de jóvenes polacos hacia la ciudad de Cracovia.

Allí vivieron experiencias únicas ya no sólo del compartir con chicos de otras partes del mundo, sino del renovar su fe y del encuentro fraterno con Cristo. Desde la misa de apertura, la bienvenida del Papa, el via crucis, la vigilia y la misa de cierre, aproximadamente tres millones de personas se unieron en una oración sincera dirigida a lo mismo: despertar en muchos la misericordia.

Motivados por las palabras del Papa Francisco, de la propuesta de seguir y adoptar la misericordia como forma y estilo de vida, y por los testimonios de distintos jóvenes de otras nacionalidades, este grupo argentino se despidió de Polonia y se dirigió a Roma para vivir y compartir la primera audiencia que realizaba el Papa después de un mes.

Allí bajo el agradecimiento del Santo Padre por la jornada vivida, los jóvenes argentinos disfrutaron y agradecieron en el Vaticano cada una de las experiencias que este viaje les había otorgado.






Algunos testimonios de estos jóvenes participantes son los siguientes: 

Pablo Nahuel Sangiácomo, La Plata, Buenos Aires.
Esta fue mi primer experiencia en la JMJ y mi primer visita a Europa. Realmente quedé asombrado con la presencia de misericordia de la que estuvimos rodeados.
Hicimos la Pre Jornada en Varsovia y quedé admirado por la amabilidad, fe y misericordia de la gente de esa ciudad, en especial el grupo de jóvenes que nos acompañó. Eran mucho más jóvenes que nosotros y nos trataban con respeto y aprecio. Me emocioné mucho la recibida que nos prepararon. La ciudad de Varsovia me enseñó cómo a pensar de haber sido tan golpeada, con fe y esfuerzo pudieron levantarse y erigirse.
Poder tener al Papa tan cerca y escuchar la misión que nos dejó, y poder conocer los orígenes del catolicismo en Roma y el Vaticano hicieron de esta experiencia algo revelador y hermoso. Quiero agradecer a todas las casas salesianas por la hospitalidad y ayuda que brindaron.
¡Gracias! ¡dzięki! ¡Grazie!
 
Martina Pedrozo Ruíz, Río Grade, Tierra del Fuego.
Viví la JMJ de una manera que no me esperaba. El primer día me fracturé el dedo del pie jugando un 
partido de básquet contra los polacos de mi grupo. Quedé asombrada de las personas que, sin importar el idioma, 
me ofrecían su ayuda o me ayudaban al tener que subir al colectivo o a la vereda. 
A pesar de todo, pude disfrutar, vivir, compartir y pasarla de una manera extraordinaria. La alegría que 
había en las calles, los cantos que eran conocidos para todos, que cada uno cantaba en su idioma y a la 
par, era algo que te hacía sonreír todo el tiempo. Banderas de todos los países que se movían por todas 
partes. Era algo que te re impresionaba. 
La Jornada me hizo sentir mucho más presente, si es que es posible, al amor y la misericordia de Dios.
También me hizo reflexionar sobre lo importante que es ver al otro, y aceptar que, tanto él como yo, tenemos 
nuestros errores pero que Dios nos ama y que espera nuestro momento de reconciliación con el otro y 
con Él. 
De la Jornada me llevo las energías recargadas para seguir con todas las actividades y, por sobre todo, 
seguir anunciando su palabra, su amor. 
Fue una experiencia inexplicable, muchos recuerdos, personas y momentos que me van a quedar por siempre
en el Corazón. Doy gracias a Dios por esta oportunidad que me dio y creo que no voy a dejar de agradecerle nunca. 
¡Viva Jesús! ¡Viva la Virgen! ¡Viva el Papa! ¡Que viva la Juventud de Cristo!
 
Melisa Daniela Pedrozo Ruíz, Río Grande, Tierra del Fuego
Resumir esta experiencia no es nada simple. Tuvo de todo. Mi alegría más grande fue poderla compartir 
con mis hermanas, con quienes ya no vivo y a quienes pude disfrutar en una experiencia de Dios 
maravillosa.
Crear comunidad con gente que no conocíamos, llegar a crear esa sensación de familia, cuidándonos, 
respetándonos y acompañándonos a cada instante. 
Y todo se puede, todo se logra, en Dios que nos convoca y fortalece, superando el gran cansancio y 
sumando más ganas de compartir.
Encontrarse con millones y millones de jóvenes que compartimos la misma fe, la alegría que esto genera, 
el deseo de conocer otras culturas, intercambiar recuerdos y sentir que el corazón explota de emoción 
en cada momento. 
Escuchar y ver tan cercano al Papa también eriza la piel. 
Mi corazón y mi espíritu explota, estalla, se renovó y, más firme que nunca, quiero seguir a Jesús y darlo a conocer. 
Agradezco a Dios por este nuevo llamado, a mi familia que siempre me banca y me sostiene y a la gran 
familia Salesiana que nos brindó el espacio para estar acá facilitando todo lo que se fue llevando a cabo. 
 
Agustín Scavarda, María Auxiliadora de San Isidro, Buenos Aires.
La JMJ en Cracovia se podría resumir en una sola palabra: MISERICORDIA. Sin embargo es insuficiente 
para explicar una de las experiencias más inolvidables, personales y mundiales que he tenido la posibilidad 
de vivir. 
La increíble historia de superación de Polonia tras la segunda guerra mundial, cuya capital quedó 
destrozada y diezmada, pero que ellos mismos reconstruyeron y que, al día de hoy, sigue vigente en las 
miradas de la gente, es una lección sobre el esfuerzo y la esperanza que nunca debe olvidarse. 
Las homilías en las misas y celebraciones tan claras no hacían otra cosa que invitar a todos a construir 
una Iglesia misericordiosa misionera y fraternal que salga al encuentro, que se haga presente. 
En esto, especialmente, a los jóvenes incitó Francisco; a que no actuemos con vergüenza y cansancio 
sino con alegría. 
Terminó la jornada pero empezó el momento de salir a anunciar. Esto recién comienza y estoy ansioso. 
Gracias y nos vemos en Panamá. 
 
Luciana Piano, María Auxiliadora de San Isidro, Buenos Aires. 
Se hace muy difícil poner en palabras todo lo que vivimos.
La jornada superó todas mis expectativas. Fue increíble ver a tanta gente con un mismo objetivo, seguir a 
Jesús y sentir que Él estaba en el aire con nosotros. 
Durante el encuentro con los salesianos pudimos compartir, y encontrarnos cómo Don Bosco nos soñó y 
vivir el carisma salesiano con jóvenes de todo el mundo.
Gracias María por guiarnos hasta acá.
 
Lucila Erazú, María Auxiliadora de Río Grande, Tierra del Fuego.
Durante estas semanas tuve la oportunidad de vivir y de sentir la fe. 
Vine con la esperanza y expectativa de renovar mi Fe, de vivir con intensidad, y superó ampliamente mi 
deseo. Pude experimentar y sentir cada momento. 
Orar con miles y miles de jóvenes, todos únicos, ya sea cantando o en silencio.
Feliz estoy de haberlo vivido y de haber hecho este camino que renovó, afirmó y acrecentó mi fe. 
 
Cecilia Castro, Almagro, Buenos Aires. 
La JMJ estuvo cargada de momentos hermosos en los que compartimos nuestra fe con personas de 
todo el mundo que nos fuimos cruzando. 
La experiencia de fe más fuerte la viví en la vigilia que tuvimos, donde rezamos junto a millones de 
jóvenes. 
Creo que poder encontrarse con jóvenes que comparten la misma fe es lo más lindo de las JMJ porque 
aún sin hablar el mismo idioma se puede transmitir la fe. 
 
Evelen Schinca, La Plata, Buenos Aires.
La jornada superó todas las expectativas. En el encuentro con los voluntarios polacos, durante la Pre 
Jornada en Varsovia, el idioma diferente no fue impedimento para comunicarnos. 
Los chicos estaban predispuestos para ayudarnos en todo. Se habían preparado mucho para nuestra 
llegada. 
 
Marcelo Catenaccio, Morón, Buenos Aires.
Vivimos una experiencia inolvidable. Fue increíble todo lo que nos encontramos y las personas que 
conocimos, excelentes. 
Fue sorprendente ver tantas personas de todos lados del mundo conviviendo todos juntos por un mismo 
objetivo, sorprenderse por la Misericordia de Jesús. 
Sencillamente me voy muy, pero muy feliz por haber vivido una experiencia tan extraordinaria como esta 
JMJ.
Al salir desde Buenos Aires no sabía lo que iba a encontrarme, pero al llegar a Varsovia me encontré 
con un recibimiento de lo más lindo que nos hizo sentir muy bien, conocimos gente a la que ahora 
podemos llamar amigos. De esta manera vuelvo a Buenos Aires totalmente sorprendido y lleno de 
alegría. 
Simplemente gracias por todo. 
 
Maribel Pedrozo Ruíz, Río Grande, Tierra del fuego.
Vivir una JMJ es algo indescriptible, te pueden contar mil veces cosas increíbles pero hasta que no vivís 
una experiencia así, no vas a poder comprender. Ver millones de personas en un mismo lugar, con un 
propósito en concreto que es la fe. 
El momento que más me impactó fue la última noche en la vigilia, donde hubo un momento de oración 
muy fuerte. Cada joven con su vela prendida, hectáreas y hectáreas de personas rezando. ¡Increíble! 
Puedo dar fe de que se siente y MUCHO. 
El compartir y la alegría es algo que identifico todos estos días. Entre cantos, bailes, sonrisas, abrazos… 
Me voy llena de fuerza, de seguir adelante en la vida y en mis proyectos. Simplemente, ¡muy pero muy feliz!
 
Ángeles Sánchez, Almagro, Buenos Aires. 
Fui a la JMJ a encontrarme con Jesús y con jóvenes que tengan la misma fe que yo. Me encontré con 
tantos jóvenes que compartían mi fe. Me encontré con una iglesia joven que quiere anunciar a Jesús. 
¡Ésta es la juventud del Papa!
 
Marcos Sanchez, María Auxiliadora de Puerto San Julián, Santa Cruz.
No creo encontrar una palabra adecuada para describir lo que viví en Cracovia y Roma. Lindo me quedo 
corto; maravilloso también. Fue una experiencia muy enriquecedora en lo espiritual y para poder 
descubrir la misericordia del Padre y ponerla en práctica. Hermoso compartir con tanta gente de 
diferentes lugares, no sólo de la Argentina sino del mundo. 
Vuelvo renovado y con muchas ganas de transmitir la fe y la experiencia. 
 
Lucina Campins, Mar del Plata, Buenos Aires.
La JMJ es una experiencia única, como también puede ser un campamento, retiro, salidas con el grupo 
juvenil, oratorio, etc. Pero en la JMJ te das cuenta que no estás solo, que Jesús está presente en todos 
los rincones del mundo y no se olvida de nadie. Que la fe es un lenguaje universal, que por más que 
hablemos diferentes idiomas podíamos entendernos con un gesto, una mirada, una sonrisa o tal vez un 
abrazo. 
En la JMJ encontré jóvenes con mucha alegría y entusiasmo de seguir a Jesús sin temores e inseguridades.
Con ganas de llevar la misericordia de Dios a sus casas, familiares, amigos, parroquias, etc. 
Llevarla a un mundo carente de misericordia, carente en definitiva de amor.
Me queda un único pedido: que recen por todos los jóvenes del mundo que llevan a Cristo en su corazón 
para que puedan mostrar el rostro de Jesús a otros jóvenes, que recen por sus sueños y proyectos para 
que, como decía el Papa Francisco en la vigilia del sábado, dominar y controlar su futuro. 
 
Daiana Dejesus, María Auxiliadora de Morón, Buenos Aires.
Mi preparación para la JMJ empezó bastante tranquila; la ansiedad y los nervios se hicieron notar recién a 
los últimos días antes del vuelo.
No esperaba tanto de la Jornada y sinceramente me sorprendió desde que puse un pie en Polonia. 
Desde el compartir con los chicos de Varsovia quienes nos acompañaron siempre y hoy puedo llamar 
amigos, hasta la hospitalidad y cariño de madre que nos dieron las hermanas. 
Es inexplicable en palabras el clima de familia que vivimos, donde la misericordia y el ser comunidad 
estuvieron presentes siempre. El cariño, el compañerismo, la fe y la alegría es lo que más me llevo en el 
corazón.
¡Gracias JMJ por haberme hecho renovar mi fe en Cristo y por hacerme saber, una vez más, todo lo que Jesús nos ama!